domingo, 7 de abril de 2013

¿Estás preparado para la venida de Cristo?






¿Estás preparado?


         Y esto erais algunos; mas ya habéis sido lavados, ya habéis sido santificados, ya habéis sido justificados en el nombre del Señor Jesús, y por el Espíritu de nuestro Dios. (1 corintios 6:11)

            Sino, como aquel que os llamó es santo, sed también vosotros santos en toda vuestra manera de vivir; porque escrito está: Sed santos, porque yo soy santo. (1 pedro 1:15 y 16)

El Señor está pronto a venir, los acontecimientos antes del fin están sucediendo ya (Mateo 24) y debemos estar preparados para su venida, debemos procurar que cuando el Señor venga nos consiga viviendo conforme a su voluntad para que seamos irreprensibles ante sus ojos. Este tema va íntimamente ligado a la santidad, ya que para conseguir ser irreprensibles ante los ojos de Dios debemos llevar una vida apta de una persona santificada y justificada por el Señor, sin mencionar que el Señor nos hace un llamado a ser santos porque Él es santo.
  • Cualquiera, pues, que quiera ser amigo del mundo, se constituye enemigo de Dios (Santiago 4:4)

Debemos tener en cuenta en todo momento que cuando estamos involucrados y arraigados en las cosas que nos ofrece el mundo NO vamos a agradar a Dios, ¿Por qué? Simplemente porque las corrientes del mundo son sumamente contradictorias a las de Dios y no nos llevaran a ningún lado, nos enemistamos con Dios cuando nos hacemos amigos de falsas doctrinas que nos llevan  a alejarnos más y más de El progresivamente, debemos estar preparados.
  •       Porque hemos sido escogidos desde antes de la fundación del mundo para ser santos y sin mancha delante de Dios. (Efesios 1:4)   
  •     Mas vosotros sois linaje escogido, real sacerdocio, nación santa, pueblo adquirido por Dios, para que anunciéis las virtudes de aquel que os llamó de las tinieblas a su luz admirable; vosotros que en otro tiempo no erais pueblo, pero que ahora sois pueblo de Dios; que en otro tiempo no habíais alcanzado misericordia, pero ahora habéis alcanzado misericordia. (1Pedro 2: 9 y 10)

¡Qué hermoso es saber que ante los ojos de Dios somos importantes! Por lo mismo somos llamados a ser santos y a limpiar nuestras vestiduras espirituales, para ser aceptos delante de su presencia cuando llegue nuestro momento de estar ante El. Somos llamado real sacerdocio, nación santa, pueblo adquirido por Dios… Es un privilegio que al pasar de tinieblas a luz seamos considerados de esta manera tan bonita por Dios, pasamos a ser automáticamente pueblo de Dios y a tener identidad en Cristo.

La venida del Señor está más cerca de lo que imaginamos, así que mantengamos una comunión amplia con el Señor. Una manera de ampliar esa comunión es velando, ayunando y orando. Son maneras de conectarnos espiritualmente con Dios dejando de lado nuestras necesidades carnales. No sabemos la hora ni el día de la venida del Señor, por lo mismo te animo a que apliques estos implementos que Dios nos dio para conectarnos con El.
Y recordemos:

  • ·         Bienaventurados aquellos siervos, a los cuales cuando el Señor viniere, hallare velando: de cierto os digo, que se ceñirá, y hará que se sienten a la mesa, y pasando les servirá. (Lucas 12:37)
  • ·         Velad, pues, porque no sabéis a qué hora ha de venir vuestro Señor. (Mateo 24:42)

 Mantente orando y velando, leyendo la palabra para ampliar tu comunión con Dios, recuerda que Él es tu mejor amigo y que quiere amarte y que le ames; ademas de colocar nuestras debilidades en sus manos para que podamos seguir caminando en santidad progresivamente y asi estar preparados para su venida y tener el privilegio de verle.

·         Seguid la paz con todos, y la santidad, sin la cual nadie verá al Señor. (Hebreos 12:14)
El salmista David en determinada ocasión, escribió:

Ten compasión de mí, oh Dios, conforme a tu gran amor; conforme a tu inmensa bondad, borra mis transgresiones. Lávame de toda mi maldad y límpiame de mi pecado (Salmo 51:1, 2)

Ponte a cuentas con el Señor, pídele perdón y cíñete de Él, límpiate con su sangre y también ponte a cuentas con tu prójimo. Limpia tus vestiduras espirituales con su preciosa sangre, y si en este momento no estás haciendo conforme a su voluntad te invito a que te prepares para su venida.

¡Dios te bendiga!

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